LA IDENTIDAD VISUAL CORPORATIVA Y LA MARCA
1. LA IDENTIDAD VISUAL:
La identidad visual corporativa de nuestro negocio, recoge el conjunto de signos externos válidos para la identificación de la empresa desde el exterior. También se conoce con el nombre de identidad sígnica, porque es la representación visual de la misma.
Por una parte, engloba la marca principal, el logotipo, siglas, emblema, colores, tipografía, etc. que se utilizarán en la identidad del negocio. Por otro lado, define cómo se deberán aplicar estos elementos en los recursos materiales y soportes de comunicación de la organización: aplicación de la marca o colores corporativos en los uniformes, tarjetas de visita, papelería, envases, etc.
Dependiendo de cuál sea nuestro presupuesto, lo recomendable es encargar nuestra identidad visual corporativa a una empresa o profesional especializado en la materia, que pueda estudiar nuestra situación y adecuar los elementos gráficos a nuestras necesidades, según sea el tipo de negocio, público objetivo, etc.
En un primer estadio de definición, se crearán los elementos base en los que se apoye nuestra IVC.
Primeramente se deberá diseñar el logotipo, la representación visual de la marca que permita un rápido reconocimiento; será la “cara” de la empresa. Un logotipo eficaz ha de ser sencillo, único y legible. Es recomendable que tenga un estilo duradero, no muy aferrado a las últimas modas, que harán que deba ser constantemente rediseñado. No por ello, no ha de ser atractivo hacia el público potencial y diferente al de otros negocios similares, para no crear confusiones.
El logotipo también recogerá otros dos elementos básicos en la IVC: los colores corporativos y la tipografía. Ambos elementos se eligen para recoger la personalidad de nuestro negocio y se deberán utilizar en todos los ámbitos visuales. Por supuesto, en la marca y rótulos, pero también en la decoración, publicidad, uniformes, papelería, etc.
A la hora de definir un conjunto cromático para la empresa, es necesario tener en cuenta la teoría del color y los significados que con ella se transfieren; existen los colores cálidos, fríos, más o menos saturados, en combinación, contraste, etc.
Múltiples son las posibilidades, pero la elección también se debe adecuar al tipo de actividad de nuestro negocio y a lo que ella sugiere. Los colores corporativos variarán dependiendo de si nuestro establecimiento está especializado en peluquería masculina o peluquería étnica, servicios de estética tradicional o terapias alternativas, instalaciones SPA o centros de belleza exprés... Cada caso es único y diferente.
Lo mismo ocurre en la elección del tipo de texto, que también transmite información añadida: hay tipografías estándars, neutras, barrocas, modernas... o incluso pueden ser personalizadas según el concepto del negocio.
2. LA MARCA:
Es una de las variables estratégicas más importantes de una empresa ya que día a día adquiere un mayor protagonismo. No hay que olvidar que vivimos actualmente una etapa bajo el prisma del marketing de percepciones y por tanto resalta la marca frente al producto. Para estar bien posicionados en la mente del consumidor y en los líderes de opinión, la marca de nuestra compañía debe disfrutar del mayor y mejor reconocimiento en su mercado y sector.
Según la Asociación Americana de Marketing, marca es un nombre, un término, una señal, un símbolo, un diseño, o una combinación de alguno de ellos que identifica productos y servicios de una empresa y los diferencia de los competidores. Pero, la marca no es un mero nombre y un símbolo, ya que, como comentaba anteriormente, se ha convertido en una herramienta estratégica dentro del entorno económico actual. Esto se debe, en gran medida, a que se ha pasado de comercializar productos a vender sensaciones y soluciones, lo que pasa inevitablemente por vender no sólo los atributos finales del producto, sino los intangibles y emocionales del mismo.
Cada vez los productos se parecen más entre sí y es más difícil para los consumidores distinguir sus atributos. La marca es, además del principal identificador del producto, un aval que lo garantiza situándolo en un plano superior, al construir una verdadera identidad y relación emocional con los consumidores. Podríamos decir que la marca se forma por la unión de dos factores:
2.1. LA IDENTIDAD CORPORATIVA Y LA IMAGEN CORPORATIVA:
La diferencia entre una y otra es que la primera se sitúa en el plano del emisor y la segunda en el del receptor. El diseño de la identidad corporativa queda recogido en un manual tras un proceso meditado de análisis, desarrollo y estudio del conjunto de valores y creencias que conforman la personalidad de la empresa. Todo ello plasmado en un logo-símbolo, es decir, en una tipografía determinada (logotipo) y en la imagen o recursos gráficos que la acompañan (anagrama).
Para la elaboración del manual de identidad corporativa conviene plantearse:
¿Qué se quiere transmitir? Lo primero, hay que determinar cuáles son los valores con los que se desea que se identifique a la empresa. Para ello, hay que analizar factores como el sector en el que actúa, la competencia, los puntos fuertes que valoran los clientes, etc.
¿Cómo se va a transmitir? Esto implica elegir el nombre y los símbolos que acompañarán a la marca. Teniendo en cuenta que ésta representará a la empresa a lo largo de su vida, su atractivo deberá perdurar a lo largo del tiempo.
El logotipo o nombre es quizá lo más importante porque, al final, es por lo que la empresa va a ser reconocida y diferenciada. Éste debe ser breve, sencillo, fácil de pronunciar y con buena sonoridad. Además, tiene que aportar grandes dosis de asociación y evocación.
Por lo que se refiere a la imagen de marca, es el valor que percibe el mercado de ella y se forma como resultado acumulativo de todos los mensajes que emite la empresa. Para conseguir un buen posicionamiento y una imagen positiva es fundamental que todos los mensajes emitidos a través de la empresa y sus productos estén controlados, sean coherentes entre sí, y comuniquen una idea de empresa previamente formulada en función de sus objetivos estratégicos.
De una correcta gestión de ambos elementos depende en gran medida conseguir la notoriedad y la diferenciación que se pretende. Es decir, evitar que seamos uno más, y situarnos dentro de las marcas reconocidas y preferidas por el consumidor. Actualmente Coca-Cola es, según el informe Interbrand, la marca más reconocida y valorada en el mercado con un valor superior a los 65.000 millones de dólares, la marca española Zara es, en principio, la única de nuestro país que se encuentra dentro del ranking de las 100 primeras.
1. LA IDENTIDAD VISUAL:
La identidad visual corporativa de nuestro negocio, recoge el conjunto de signos externos válidos para la identificación de la empresa desde el exterior. También se conoce con el nombre de identidad sígnica, porque es la representación visual de la misma.
Por una parte, engloba la marca principal, el logotipo, siglas, emblema, colores, tipografía, etc. que se utilizarán en la identidad del negocio. Por otro lado, define cómo se deberán aplicar estos elementos en los recursos materiales y soportes de comunicación de la organización: aplicación de la marca o colores corporativos en los uniformes, tarjetas de visita, papelería, envases, etc.
Dependiendo de cuál sea nuestro presupuesto, lo recomendable es encargar nuestra identidad visual corporativa a una empresa o profesional especializado en la materia, que pueda estudiar nuestra situación y adecuar los elementos gráficos a nuestras necesidades, según sea el tipo de negocio, público objetivo, etc.
En un primer estadio de definición, se crearán los elementos base en los que se apoye nuestra IVC.
Primeramente se deberá diseñar el logotipo, la representación visual de la marca que permita un rápido reconocimiento; será la “cara” de la empresa. Un logotipo eficaz ha de ser sencillo, único y legible. Es recomendable que tenga un estilo duradero, no muy aferrado a las últimas modas, que harán que deba ser constantemente rediseñado. No por ello, no ha de ser atractivo hacia el público potencial y diferente al de otros negocios similares, para no crear confusiones.
El logotipo también recogerá otros dos elementos básicos en la IVC: los colores corporativos y la tipografía. Ambos elementos se eligen para recoger la personalidad de nuestro negocio y se deberán utilizar en todos los ámbitos visuales. Por supuesto, en la marca y rótulos, pero también en la decoración, publicidad, uniformes, papelería, etc.
A la hora de definir un conjunto cromático para la empresa, es necesario tener en cuenta la teoría del color y los significados que con ella se transfieren; existen los colores cálidos, fríos, más o menos saturados, en combinación, contraste, etc.
Múltiples son las posibilidades, pero la elección también se debe adecuar al tipo de actividad de nuestro negocio y a lo que ella sugiere. Los colores corporativos variarán dependiendo de si nuestro establecimiento está especializado en peluquería masculina o peluquería étnica, servicios de estética tradicional o terapias alternativas, instalaciones SPA o centros de belleza exprés... Cada caso es único y diferente.
Lo mismo ocurre en la elección del tipo de texto, que también transmite información añadida: hay tipografías estándars, neutras, barrocas, modernas... o incluso pueden ser personalizadas según el concepto del negocio.
2. LA MARCA:
Es una de las variables estratégicas más importantes de una empresa ya que día a día adquiere un mayor protagonismo. No hay que olvidar que vivimos actualmente una etapa bajo el prisma del marketing de percepciones y por tanto resalta la marca frente al producto. Para estar bien posicionados en la mente del consumidor y en los líderes de opinión, la marca de nuestra compañía debe disfrutar del mayor y mejor reconocimiento en su mercado y sector.
Según la Asociación Americana de Marketing, marca es un nombre, un término, una señal, un símbolo, un diseño, o una combinación de alguno de ellos que identifica productos y servicios de una empresa y los diferencia de los competidores. Pero, la marca no es un mero nombre y un símbolo, ya que, como comentaba anteriormente, se ha convertido en una herramienta estratégica dentro del entorno económico actual. Esto se debe, en gran medida, a que se ha pasado de comercializar productos a vender sensaciones y soluciones, lo que pasa inevitablemente por vender no sólo los atributos finales del producto, sino los intangibles y emocionales del mismo.
Cada vez los productos se parecen más entre sí y es más difícil para los consumidores distinguir sus atributos. La marca es, además del principal identificador del producto, un aval que lo garantiza situándolo en un plano superior, al construir una verdadera identidad y relación emocional con los consumidores. Podríamos decir que la marca se forma por la unión de dos factores:
2.1. LA IDENTIDAD CORPORATIVA Y LA IMAGEN CORPORATIVA:
La diferencia entre una y otra es que la primera se sitúa en el plano del emisor y la segunda en el del receptor. El diseño de la identidad corporativa queda recogido en un manual tras un proceso meditado de análisis, desarrollo y estudio del conjunto de valores y creencias que conforman la personalidad de la empresa. Todo ello plasmado en un logo-símbolo, es decir, en una tipografía determinada (logotipo) y en la imagen o recursos gráficos que la acompañan (anagrama).
Para la elaboración del manual de identidad corporativa conviene plantearse:
¿Qué se quiere transmitir? Lo primero, hay que determinar cuáles son los valores con los que se desea que se identifique a la empresa. Para ello, hay que analizar factores como el sector en el que actúa, la competencia, los puntos fuertes que valoran los clientes, etc.
¿Cómo se va a transmitir? Esto implica elegir el nombre y los símbolos que acompañarán a la marca. Teniendo en cuenta que ésta representará a la empresa a lo largo de su vida, su atractivo deberá perdurar a lo largo del tiempo.
El logotipo o nombre es quizá lo más importante porque, al final, es por lo que la empresa va a ser reconocida y diferenciada. Éste debe ser breve, sencillo, fácil de pronunciar y con buena sonoridad. Además, tiene que aportar grandes dosis de asociación y evocación.
Por lo que se refiere a la imagen de marca, es el valor que percibe el mercado de ella y se forma como resultado acumulativo de todos los mensajes que emite la empresa. Para conseguir un buen posicionamiento y una imagen positiva es fundamental que todos los mensajes emitidos a través de la empresa y sus productos estén controlados, sean coherentes entre sí, y comuniquen una idea de empresa previamente formulada en función de sus objetivos estratégicos.
De una correcta gestión de ambos elementos depende en gran medida conseguir la notoriedad y la diferenciación que se pretende. Es decir, evitar que seamos uno más, y situarnos dentro de las marcas reconocidas y preferidas por el consumidor. Actualmente Coca-Cola es, según el informe Interbrand, la marca más reconocida y valorada en el mercado con un valor superior a los 65.000 millones de dólares, la marca española Zara es, en principio, la única de nuestro país que se encuentra dentro del ranking de las 100 primeras.
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